Paro nacional exige cierre del Congreso golpista

 

 Escribe: Luis Eloy Plasencia Torres

El pueblo salió a las calles para exigir el cierre del Congreso mafioso y golpista que con triquiñuelas y leguleyadas pretende cambiar 53 artículos de la Constitución con el fin de ejercer una dictadura total y continuar disfrutando de prebendas y gollerías, a cambio de defender los intereses de los grandes empresarios.

Los congresistas golpistas se comportan como una gavilla de mafiosos y han roto el equilibrio de poderes. Han limitado la cuestión de confianza del Poder Ejecutivo; acuerdan una Bicameralidad para su reelección y perpetuación en el poder; adoptan cambios para sojuzgar al Poder Electoral; eligen a miembros fujimoristas en el Tribunal Constitucional; exculpan al ex Contralor corrupto, no investigan al usurpador Merino, Rodríguez y Aráoz por la muerte de Inty y Bryan.

Y se reúnen clandestinamente para conspirar contra el Presidente Pedro Castillo.

Por ello, la Asamblea Nacional de los Pueblos realizó el Paro Agrario, Cívico, Rondero y Popular los días 27 y 28 de junio donde exigió el cierre del Congreso y, además, la conformación de una Asamblea Constituyente que se encargue de elaborar una nueva Constitución Política.

Y, en lo concerniente al agro, demandó una nueva política de Estado para llevar a cabo la segunda reforma agraria. Sobre este aspecto, el presidente colegiado de la Asamblea Nacional de los Pueblos, profesor Marino Flores, ha manifestado que “la ultraderecha neoliberal, que viene gobernando por más de 30 años, ha destruido la infraestructura, la producción, la industria y la tecnología, los créditos. Todo el sistema agrario”.

Como consecuencia de ello, el 50% del campesinado se encuentra en extrema pobreza. Y representa el 27% de la Población Económicamente Activa.

“Pero, así como estamos abandonados y destruidos, trabajamos para alimentar al 70% de la población peruana. Y nuestros productos agrarios no suben de precio. Lo que suben de precio son el aceite, la leche, el azúcar y otros alimentos que producen los monopolios como el Grupo Gloria y Alicorp”, agregó.

Día tras día se agudiza la crisis política, social y económica en el Perú. Los ciudadanos sufren por la suba de los precios de los alimentos, de los combustibles, mientras que el Congreso no cesa de acosar, difamar e interpelar al Poder Ejecutivo que ha presentado más de 30 proyectos de desarrollado los cuales han sido encarpetados.

Y es en estos momentos difíciles donde aparece la voz y el accionar del pueblo organizado para recordarles a los que se creen dueños del Perú que el soberano es él. Que él es el que ha elegido al Presidente y a los congresistas para que gobiernen por el desarrollo del Perú y en aras del bienestar de todos los peruanos. Que no eligió congresistas para que protejan monopolios que encarecen los alimentos, ni les encargó que eternicen contratos lesivos para la Nación, tampoco les recomendó apañar a políticos corruptos.

Y jamás les perdonará el haberle arrancado el derecho de decidir sobre una nueva Constitución.

Nuestros congresistas parece que han perdido la noción del tiempo y de la realidad nacional. El poder los ha enceguecido y creen que, en cuatro paredes, pueden detener el curso de la historia mediante leyes inconstitucionales que las aprueban entre gallos y medianoche. No se dan cuenta que su mandato se les acaba y la mayoría de los peruanos -más del 80%- no los quiere ver ni en pintura.

Por eso el pueblo exige en las calles el derecho a la salud, a la educación de calidad, la disolución de monopolios; mayores tributos a los ricos; contra la corrupción de funcionarios; por la disminución del precio de los combustibles y atención a las demandas de los transportistas.

Los días 27 y 28 de junio, ha retumbado un solo grito en las plazas y calles del Perú: ¡Cierren el Congreso! El pueblo que eligió Presidente a Pedro Castillo está de pie y rechaza a la política neoliberal, tal como lo vienen haciendo otras naciones hermanas de Latinoamérica, entre ellas Colombia que acaba de elegir a un gobernante de izquierda.

El Pueblo Peruano jamás claudicará de su lucha, fe y esperanza por una Patria libre, justa y desarrollada. Eso lo deben tener bien claro la ultraderecha y sus serviles congresistas que, como vampiros, quieren alargar la noche a sabiendas que estamos en la aurora de la segunda independencia de nuestra Patria.