domingo, 24 de diciembre de 2017

Thanksgiving day a la perucha´ñ


Escribe: Maritza Espinoza.

Si el costo de la no vacancia ha sido el indulto a Alberto Fujimori (algo que pocos ponen en duda), pronto PPK se dará cuenta de que el caballo de Troya era un chancay de a china comparado con lo que le costará su regalito”.
El jueves pasará a la historia como un Thanksgiving day a la perucha, en el que el pavo –dicho sea con todo respeto– se salvó con las justas de ser sacrificado en el horno ardiente de la rabia keikifujimorista, aunque también como aquel en el que hubo un rotundo parteaguas que cambió la cara de nuestra política. Pero vayamos por partes, como dijo Santiago Martin Rivas.

1. El primer parteaguas, claro está, ocurrió en la cabeza del presidente Kuczynski, quien al fin se dio cuenta de que su bonhomía sólo ha logrado que su bobierno, ¡perdón!, gobierno quede como el más débil de la historia. De pronto, se puso los pantalones y arremetió contra quienes le han hecho la vida a cuadritos los últimos 17 meses.

2. En cambio, doña Meche Aráoz, una de las eternas promotoras del diálogo (y del ensoberbecimiento del fujimorismo congresal), ni se ha dado cuenta de que eso no funciona ni funcionará jamás. No habían pasado horas de la derrota del golpismo y ya estaba, por enésima vez, ofreciendo la otra mejilla a los matones más implacables de la política. Sólo como curiosidad: ¿cuántas mejillas tiene la primera ministra?

3. Alberto Borea, que en los ochentas era un joven (y obeso) senador más, se convirtió de repente en una especie de ser mitológico que bajó a la tierra a desasnar a los golpistas sobre la ley, la Constitución y la democracia. Citando con soltura a Montesquieu y a Condorito, se mostró como el político que hace falta a gritos en el gabinete. ¿Qué diablos espera PPK para nombrarlo Premier?

4. Keiko Fujimori sufrió su peor derrota política, tal vez peor que la del 2011 y el 2016, porque se percató, de la peor forma, que no controla ni siquiera la mototaxi, que su papi no la quiere tanto como a su hermanito y que sus únicos incondicionales son una manga de impresentables que, con su ignorancia, harían quedar como un tribuno al mismo… Condorito. Ojalá que después de esa golpiza acepte, año y medio después, que le ganaron las elecciones.

5. La correlación de fuerzas cambió radicalmente en el fujimorismo. Ahora han perdido la mayoría absoluta, pues Kenji se ha “jalado” a nueve congresistas y, si descontamos a los que ya se habían ido, les quedan 61. Con tacto de mamut, lo primero que hicieron becerriles y salaverrys fue insultar y amenazar a los disidentes, por lo que no sería raro que terminen formando su propia bancada, junto a Kenji. Además, no hay que ser brujo para saber que se seguirán sumando muchos más cuando se den cuenta de que más les vale ir en la lista apoyada por papi Alberto el 2021 que en la destartalada bankada por la que nadie votará. ¡Con la reelección no se juega, señores!

6. Kenji Fujimori se oficializó como el nuevo líder del fujimorismo (no el de la bankada, todavía, pero sí del que fundó papi). Él es el candidato que representará al fujimorismo original y lo sabe. Tanto que, acabada la votación, se mandó a poner, en su Twitter, la escenita del Rey León donde Simba se erige como el nuevo líder de la manada ante la mirada enternecida del fantasma de su papi, Mufasa. ¡Dilo de nuevo, Keiko! ¡Brrrr…! ¡Mufasa!

7. No fue casualidad que, en medio del debate, se filtrara el documento en el que la junta de médicos del INPE recomienda el indulto para Alberto Fujimori. Era una jugada desesperada del keikismo para ver si los chicos de Nuevo Perú se indignaban lo suficiente para votar por la vacancia. Too late, babies, la suerte estaba echada.

8. Lo cierto es que, negociación mediante o no, Alberto Fujimori saldrá libre más pronto que tarde. Sólo recuerden que Pipikey dijo que el indulto dependía de lo que dijeran los médicos y los médicos, ooohhh coincidencia, han recomendado indulto.

9. Quedó clarísimo que quien quebró Fuerza Popular por dentro no fue Kenji, sino Alberto Fujimori con una simple llamada desde Barbadillo. Ahora se entiende por qué Keiko no mueve una uña por liberar al padre: sabe que, suelto, es un peligro para su liderazgo. No sólo por su ascendiente sobre ese 25% de ciudadanos que votan por el fujimorismo desde siempre, sino porque sabe que papi ya tiene candidato para el 2021 y no es ella. La gran ironía de este jueves es que Fujimori derrotó al fujimorismo en el Congreso.


10. Finalmente, si el costo de la no vacancia ha sido el indulto a Alberto Fujimori (algo que pocos ponen en duda), pronto PPK se dará cuenta de que el caballo de Troya era un chancay de a china comparado con lo que le costará su regalito, cuando todos los que lo aplaudían a rabiar la noche del jueves estén marchando contra el indulto en unas semanas. Quién sabe si entonces, con medio país en contra, no piense que hubiera sido mejor que lo vacaran.

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