La película Joyeux Noël recuerda cómo la música hizo que en la Nochebuena
de 1914 británicos y alemanes dejaran a un lado el conflicto y celebraran la
bondad humana.
Por: Adriana Peralta.
Hace 100 años, en Nochebuena, ocurrió una de las anécdotas más recordadas
de la Primera Guerra Mundial : la “Tregua de Navidad” no oficial a la que se
llegó luego de que brotes aislados de cese al fuego surgieran de forma
espontánea entre alemanes y británicos a lo largo del Frente Occidental situado
en Bélgica.
En diversos campos de batalla la guerra cesó momentáneamente cuando las
tropas escucharon a sus enemigos entonar villancicos.
En algunos lugares, la Tregua de Navidad duró solo la Nochebuena; en otros
se conoce que el cese se alargó hasta enero de 1915.
En los frentes en los que la tregua duró varios días, los soldados
aprovecharon para intercambiar saludos de Navidad, darse regalos (whisky,
chocolates, cigarros) entre sí, enterrar a los fallecidos en las batallas,
jugar al fútbol, celebrar servicios religiosos y disfrutar de la festividad con
quienes, hasta hace unos días, eran sus enemigos mortales.
Este gesto de humanidad es el que narra la película Joyeux Noël (Feliz
Navidad), nominada al Oscar en 2005 como mejor película extranjera.
Fue producida en Francia y narrada en tres idiomas: inglés, francés y
alemán.
La película representa, con la creación de personajes ficticios, la
Tregua de Navidad a través de los ojos de soldados de los ejércitos alemán,
británico y francés (aunque estos últimos no participaron en la tregua real).
Joyeux Noël relata el inicio del conflicto bélico por medio de la
historia del ficticio tenor alemán Nikolaus Sprink, quien se separa de su esposa
para ir al frente de batalla.
La música, el lenguaje universal y la más sublime de las creaciones
humanas es la protagonista en la escena cumbre de la película —inspirada en los
villancicos compartidos por los enemigos en la vida real. Mientras los
británicos entonan gaitas, los franceses y alemanes escuchan cautivados.
Sprink responde cantando en alemán Stille Nacht (Nochebuena), saliendo de
la trinchera rumbo a la tierra de nadie, mientras sostenía un árbol navideño
como gesto de paz. Al terminar vuelve a tener respuesta de los británicos ya
fuera de su trinchera, quienes entonaron Adeste Fideles (Venid, adoremos), que
el tenor se une a interpretar.
Los soldados llegan a conocerse, intercambiar anécdotas, su deseo
compartido del fin de la guerra, la esperanza de reencontrar a sus familias y
retomar su vida, y si hasta fuera posible, volver a ver a sus nuevos amigos
cuando la guerra terminara.
El dolor humano es palpable en la película, así como también la
posibilidad de la bondad entre personas que se consideraban enemigas. Compartían
el mismo pesar de estar lejos de sus casas, sin saber cómo estaban sus esposas,
con el duelo de haber perdido a sus amigos durante la batalla. Fue así como los
soldados de las tres nacionalidades encontraron consuelo en un servicio
religioso improvisado en el campo de batalla.
CARTAS, EVIDENCIAS DE LA
TREGUA DE NAVIDAD
Los recuerdos de la Tregua de Navidad se mantienen gracias a fotografías
tomadas durante esos días y cartas que los soldados enviaron a sus familias y
en las que narraban su experiencia mientras fraternizaban con el enemigo.
Muchas de ellas cuentan el estupor que algunos sintieron al ver que sus rivales
se acercaban para proponer un alto al fuego, junto con la sorpresa y felicidad
que vino tras compartir con ellos paz en medio del suplicio.
“Ha pasado algo extraordinario. Esta mañana, un alemán gritó que querían
una tregua de un día. Así que, con mucha cautela, uno de nuestros hombres se
levantó por encima del parapeto y vio como un alemán hacía lo mismo”, reza el
fragmento de la carta en la que el General británico Walter Congreve —que
sobrevivió la guerra— explica a su esposa el encuentro.
La guerra, que duró casi cuatro años más, se caracterizó por ser una
cruenta batalla que no dio fin a los problemas de Europa. Se podría llegar a
decir que esta guerra dejó el escenario perfecto para que 21 años después una
segunda guerra se desatara con mayor fuerza y daño.
A la larga, la Tregua de Navidad no tuvo mayor efecto militar. La guerra
fue retomada y es muy probable que los momentáneos amigos hayan sido los que
dispararon contra sí mismos a los pocos días.