Escribe: Abraham Valencia
Sigue
en agenda el tema del indulto gracias a las declaraciones del presidente Pedro
Pablo Kuczynski.
Hace
17 años cayó la dictadura, después de años de lucha del pueblo en las calles;
hace diez años extraditaron a Alberto Fujimori y hace ocho años recibió su
primera condena. Sus sentencias van desde el peculado y la usurpación de
funciones, hasta uno por ser autor mediato de homicidio calificado con
alevosía, lesiones graves y secuestro agravado, en las matanzas de Barrios
Altos, La Cantuta y los secuestros del periodista Gustavo Gorriti y el
empresario Samuel Dyer. Por estos últimos recibió una condena de 25 años. Es
importante recordar que los casos de Barrios Altos y La Cantuta constituyen
crímenes de lesa humanidad.
En
la segunda vuelta presidencial del año 2011, Ollanta Humala derrotó a Keiko
Fujimori, ex primera dama de la dictadura; el año 2016, nuevamente llega a la
segunda vuelta Keiko Fujimori, en aquella ocasión su rival fue Pedro Pablo
Kuczynski.
En
esta segunda ocasión, menos de 45,000 votos impidieron que el fujimorismo
vuelva a apoderarse de nuestro país. Un factor decisivo en ambos casos, fueron
las movilizaciones ciudadanas contra el fujimorismo; el antifujimorismo en el
Perú, que en realidad es equivalente a apoyar la democracia, se visibilizó y se
volvió a sentir como el movimiento social más fuerte del país.
Aunque
no fue el único factor (PPK contó con el voto de la izquierda que apoyó a
Verónika Mendoza) sin lugar a duda fue el más importante en esa competencia
para impedir el retorno de los cómplices de la dictadura al gobierno.
Lamentablemente, el 2016 el fujimorismo obtuvo 73 curules, de 130, lo que le da
una mayoría absoluta en el Congreso de la República.
En
ambas campañas, se evidenció que el fujimorismo tenía como objetivo la
liberación del encarcelado exdictador, a pesar de que Keiko en algunos eventos,
sobre todo en la campaña 2016, y aunque no fue capaz de explicitarlo el 2012
pidió el indulto para su padre y este año presentaron un habeas corpus
solicitando su liberación. Si bien este año, dentro de la formalidad legal, han
usado un habeas corpus, en realidad la estrategia principal para intentar
liberar al exdictador va por otro lado.
Justamente
la estrategia principal parece pasar por aprovechar su mayoría parlamentaria
para presionar al gobierno en distintos temas, desde colocar personas de
confianza para el fujimorismo en la Defensoría del Pueblo y en el BCR, hasta
censurar u obligar a ministros a renunciar. De ese modo le demuestran fuerza a
PPK, quien dicho sea de paso se muestra cada vez más débil, y le ofrecen
cogobernar en paz a cambio del indulto.
Los
promotores del indulto se han olvidado de los jóvenes secuestrados, torturados,
asesinados y enterrados.
Los
promotores del indulto se han olvidado de los jóvenes secuestrados, torturados,
asesinados y enterrados.
Al
parecer el presidente no aprendió mucho de los años noventa o del actuar del
fujimorismo en los últimos años, que sigue siendo el mismo como bien han dado
testimonio las congresistas Donayre y Vilcatoma, quienes renunciaron a la
bancada de Fuerza Popular.
Al
parecer tenemos a un PPK confiado en el acercamiento de Kenji Fujimori a la
primera dama, al ministro y a él mismo, creyendo que hay una diferencia entre
él y su hermana y que Kenji representa a un sector distinto del fujimorismo, lo
que quizá se ahonda con la supuesta sanción disciplinaria que le van a dar a Kenji
en su bancada, cuando en el “cónclave” fujimorista ya se habló que dicha
sanción sería solo un “llamado de atención”. Asimismo no deja de confiar en
Keiko, a quien apoyó en la segunda vuelta del año 2011, y con quien
probablemente llegue a un supuesto entendimiento en la reunión de la próxima
semana. PPK al parecer está confiado en que eso le puede dar garantías de
convivencia entre el Ejecutivo y el Legislativo y olvida que Keiko quiere se
presidenta y si puede antes del 2021, mejor para ella y sus seguidores, quienes
aún están dolidos por la última derrota. A esto agreguémosle que la próxima
presidenta del Congreso será Cecilia Chacón, una de las más “duras” del
fujimorismo.
El
último viernes PPK ha hablado ahora de “perdón médico”, después de que hace
algunas semanas declaró a un medio internacional de que era buen momento para
hablar del indulto. En Palacio ya se habla de un probable indulto para el 28 de
julio o al menos antes de que termine el año pero la reunión con Keiko será,
para PPK, vital para decidir el cuándo. Ya ni la ilegalidad de un indulto
parece importarle.
Ese
mismo viernes, miles han salido a las calles para recordarle al Presidente que
el indulto es un insulto; que muchas personas votaron por él justamente para
que no salga libre el exdictador como quería su hija; que así como hace 17
años, como el 2011 y el 2016, las movilizaciones no permitirán que se consuma
ese acto que va en contra de la democracia; no ha sido una marcha aislada, ya
hay un país que vuelve a organizarse para no permitir que gobiernen aquellos
que perdieron en las urnas, para no permitir que se consume un acto en donde,
además del Perú, el gran perdedor será PPK. Y estamos hablando de un Perú, que
no marcha porque los llevan en buses o porque les regalan tapers.
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