Para nosotros en la mesa
están sentados dos ajedrecistas. El
primero conocedor del juego y de sus intereses, este jugador tiene varios
nombres: Unos lo llaman imperialismo norteamericano, otros FMI, algunos le han
puesto el nombre de Club Bilderberg, etc. El otro jugador – que no es
consciente de su papel protagónico- se llama Nación, otros le dicen pueblo,
bases…
A diferencia del primer jugador, el pueblo no es consciente del poder que
representa, no cuenta con un cerebro político central, carece de un comando de
juego descentralizado que le permita mover las fichas políticas bajo una sola
estrategia, muchas veces se contradice y realiza jugadas a favor del enemigo y
esto ocurre porque al no contar con una dirección única y al estar compuesto
por varios comandos y muchos de ellos puestos por los enemigos de la patria,
los movimientos que realiza los hace a favor de los enemigos del Perú.
PERVERSO FUJIMORISMO
Una de las piezas claves del imperialismo en este proceso electoral es el
perverso fujimorismo que gobernó más de una década, impulsó la guerra interna
para desangrar al país y entregar las riquezas de Perú al voraz imperialismo
norteamericano y sus aliados los invasores chilenos.
El imperialismo quiere que el fujimorismo ingrese de nuevo al poder y sus
ideólogos vienen desarrollando la estrategia del terror que en el pasado les
dio resultados positivos.
Recordemos que Fujimori llegó al poder con el apoyo del voto popular,
contó con ese respaldo porque prometió defender las propiedades del Estado,
señaló estar en contra de los paquetazos económicos y las privatizaciones,
contrario a la propuesta reaccionaria del escritor Mario Vargas Llosa,
representante oficial del imperialismo norteamericano.
El pueblo, jugador poderoso, cuando realizó un movimiento concertado
eligió al japonés, pero el nipón era jugador topo puesto por el imperialismo,
ya todos sabemos en qué terminó esa jugada: Ganó el imperio y el pueblo perdió
sus propiedades, ingresaron empresas extranjeras, golpearon la economía popular y se hicieron dueños de
nuestras riquezas y para silenciar las protestas impulsaron el terrorismo
sanguinario, con ello garantizaban la
liquidación de las propiedades del Estado y la apropiación de las riquezas por parte de las empresas invasoras.
Todos sabemos en qué terminó el fujimorismo: Todas las empresas estatales
en manos extranjeras, el pueblo sometido a la peor explotación, una orgía de
sangre invadió la nación y la prensa estuvo vendida a los intereses
imperialismo. Un empresario chileno se hizo dueño de más de más de 2 mil
empresas en el mercado nacional, todas financiadas con dinero y la deuda del
Estado Peruano.
El fujimorismo demostró ser una banda delincuencial, una mafia ligada al narcotráfico.
La propia DEA que supuestamente ingresó a combatir la siembra ilegal de coca resultó
ser la promotora de la industria de la droga. Cuando la DEA ingresó al Perú, la
siembra de coca era de 10 mil hectáreas, ahora somos principales productores con
70 mil hectáreas. La DEA “perseguía” a determinados cárteles pero no combatía
la existencia del comercio de la droga, la regulaba y la dirigía a un monopolio
desconocido pero existente.
El fujimorismo fue guardián de ese negocio, en los registros
periodísticos están las declaraciones
del narcotraficante Vaticano que decía “El doctor Vladimiro Montesinos, asesor
del presidente Fujimori, cobraba 50 mil dólares por cada avioneta que despegaba
con droga”·
Por otro lado Benites, ex colaborador de la DEA, declaró que el
empresario pesquero Eudocio Martínez, “Olluquito” aportó US$ 10 millones a la
campaña fujimorista, como lo hizo el peruano Luis Santiago Calle Quirós, quien
figura en la lista negra del narcotráfico internacional de Estados Unidos,
acusado de lavar “narcodólares” de una mafia colombiana.
El vocero de Fuerza Popular, Julio Gagó, admitió que su partido recibió S/.40
mil de Calle Quirós para la campaña de Keiko Fujimori en el 2011.
Recordemos que en barcos de la Armada Peruana y en el avión presidencial
se encontró drogas, es decir que en el gobierno de Fujimori no solo se entregó
el país a los invasores extranjeros, también se entregó el monopolio de las
drogas a los cárteles del imperialismo.
¿KEIKO NOS SALVARÁ DEL
TERRORISMO?
Es el viejo estilo de los fujimoristas, crear y alimentar el terrorismo
como sicosis colectiva. Ellos traen la enfermedad y se presentan como los curadores
del mal.
Las granadas encontradas en los colegios y mercados forman parte de esa
política de propaganda, alimentada por
la prensa controlada por el imperialismo y sus esbirros los invasores chilenos.
Tienen que crear la inseguridad para tapar el entreguismo y la corrupción que
los ahoga.
El fujimorismo es una pieza clave del imperialismo en su afán de expropiar y dominar todo.
(Tomado del periódico arequipeño, “El Diario” -primera semana de octubre del 2015- dirigido por Luis Calderón Lino)
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