Escribe: Maritza
Espinoza.
El jueves pasará
a la historia como un Thanksgiving day a la perucha, en el que el pavo –dicho
sea con todo respeto– se salvó con las justas de ser sacrificado en el horno
ardiente de la rabia keikifujimorista, aunque también como aquel en el que hubo
un rotundo parteaguas que cambió la cara de nuestra política. Pero vayamos por
partes, como dijo Santiago Martin Rivas.
1. El primer
parteaguas, claro está, ocurrió en la cabeza del presidente Kuczynski, quien al
fin se dio cuenta de que su bonhomía sólo ha logrado que su bobierno, ¡perdón!,
gobierno quede como el más débil de la historia. De pronto, se puso los
pantalones y arremetió contra quienes le han hecho la vida a cuadritos los últimos
17 meses.
2. En
cambio, doña Meche Aráoz, una de las eternas promotoras del diálogo (y del
ensoberbecimiento del fujimorismo congresal), ni se ha dado cuenta de que eso
no funciona ni funcionará jamás. No habían pasado horas de la derrota del
golpismo y ya estaba, por enésima vez, ofreciendo la otra mejilla a los matones
más implacables de la política. Sólo como curiosidad: ¿cuántas mejillas tiene
la primera ministra?
3. Alberto
Borea, que en los ochentas era un joven (y obeso) senador más, se convirtió de
repente en una especie de ser mitológico que bajó a la tierra a desasnar a los
golpistas sobre la ley, la Constitución y la democracia. Citando con soltura a
Montesquieu y a Condorito, se mostró como el político que hace falta a gritos
en el gabinete. ¿Qué diablos espera PPK para nombrarlo Premier?
4. Keiko
Fujimori sufrió su peor derrota política, tal vez peor que la del 2011 y el
2016, porque se percató, de la peor forma, que no controla ni siquiera la
mototaxi, que su papi no la quiere tanto como a su hermanito y que sus únicos
incondicionales son una manga de impresentables que, con su ignorancia, harían
quedar como un tribuno al mismo… Condorito. Ojalá que después de esa golpiza
acepte, año y medio después, que le ganaron las elecciones.
5. La
correlación de fuerzas cambió radicalmente en el fujimorismo. Ahora han perdido
la mayoría absoluta, pues Kenji se ha “jalado” a nueve congresistas y, si
descontamos a los que ya se habían ido, les quedan 61. Con tacto de mamut, lo
primero que hicieron becerriles y salaverrys fue insultar y amenazar a los
disidentes, por lo que no sería raro que terminen formando su propia bancada,
junto a Kenji. Además, no hay que ser brujo para saber que se seguirán sumando
muchos más cuando se den cuenta de que más les vale ir en la lista apoyada por
papi Alberto el 2021 que en la destartalada bankada por la que nadie votará. ¡Con
la reelección no se juega, señores!
6. Kenji
Fujimori se oficializó como el nuevo líder del fujimorismo (no el de la
bankada, todavía, pero sí del que fundó papi). Él es el candidato que
representará al fujimorismo original y lo sabe. Tanto que, acabada la votación,
se mandó a poner, en su Twitter, la escenita del Rey León donde Simba se erige
como el nuevo líder de la manada ante la mirada enternecida del fantasma de su
papi, Mufasa. ¡Dilo de nuevo, Keiko! ¡Brrrr…! ¡Mufasa!
7. No fue
casualidad que, en medio del debate, se filtrara el documento en el que la
junta de médicos del INPE recomienda el indulto para Alberto Fujimori. Era una
jugada desesperada del keikismo para ver si los chicos de Nuevo Perú se
indignaban lo suficiente para votar por la vacancia. Too late, babies, la
suerte estaba echada.
8. Lo cierto
es que, negociación mediante o no, Alberto Fujimori saldrá libre más pronto que
tarde. Sólo recuerden que Pipikey dijo que el indulto dependía de lo que
dijeran los médicos y los médicos, ooohhh coincidencia, han recomendado
indulto.
9. Quedó
clarísimo que quien quebró Fuerza Popular por dentro no fue Kenji, sino Alberto
Fujimori con una simple llamada desde Barbadillo. Ahora se entiende por qué
Keiko no mueve una uña por liberar al padre: sabe que, suelto, es un peligro
para su liderazgo. No sólo por su ascendiente sobre ese 25% de ciudadanos que
votan por el fujimorismo desde siempre, sino porque sabe que papi ya tiene
candidato para el 2021 y no es ella. La gran ironía de este jueves es que
Fujimori derrotó al fujimorismo en el Congreso.
10.
Finalmente, si el costo de la no vacancia ha sido el indulto a Alberto Fujimori
(algo que pocos ponen en duda), pronto PPK se dará cuenta de que el caballo de
Troya era un chancay de a china comparado con lo que le costará su regalito,
cuando todos los que lo aplaudían a rabiar la noche del jueves estén marchando
contra el indulto en unas semanas. Quién sabe si entonces, con medio país en
contra, no piense que hubiera sido mejor que lo vacaran.
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