Escribe: Ernesto Toledo Brückmann.
Los
congresistas tránsfugas durante el gobierno de Alberto Fujimori generaron todo
un escándalo, al permitirle tener mayoría parlamentaria durante su tercer
gobierno. Diecisiete años después, el pasarse de una bancada a otra resulta tan
común pero no menos cuestionado. Sin embargo, el fujimorismo en el actual
Congreso impulsó la mal llamada Ley antitransfuguismo con el fin de salvar a su
bancada de un éxodo masivo que le podría quitar su condición de mayoría.
¿PROPÓSITO DE ENMIEDA?
Curiosamente
una de las primeras normas promovida por el fujimorismo, apenas iniciado el
periodo legislativo 2016- 2021, “coincidía” con su primera baja parlamentaria,
por lo que la suspicacia hizo que más de uno asumiera la propuesta con nombre y
apellido: Yeni Vilcatoma.
Como
se sabe, en octubre del año pasado, el pleno del Congreso aprobó con 70 votos a
favor y 38 en contra la llamada ley contra el transfuguismo, la misma que
prohíbe a los parlamentarios que renuncian o que hayan sido separados o
expulsados de sus bancadas originales, el integrarse a otra. Tampoco pueden ser
integrantes de la Mesa Directiva del Congreso o de una comisión dictaminadora.
Las modificaciones planteadas son a los artículos 22, 37 y 76 de la normativa
legislativa y dictan que los congresistas no podrán formar un nuevo grupo o
bancada, ni tampoco podrán adherirse a otros. La única razón por la que los
legisladores sin bancada puedan formar una es cuando se disuelva su grupo
parlamentario.
Las
disidencias por razones ideológicas o éticas no están contempladas en la ley
aprobada; si una bancada no siguiera las líneas ideológicas por las cuales fue
electa y eso motivara la renuncia de alguno de sus parlamentarios, este se
vería afectado por las restricciones que impone la norma. Por todo ello, lo
mismo da pasarse de una bancada de izquierda a derecha o viceversa.
Pese
a que el fujimorismo tiene mayoría en el Congreso necesitó del apoyo de
congresistas de otras bancadas, como los oficialistas Mercedes Aráoz, Carlos
Bruce, Gino Costa, Alberto de Belaunde y Pedro Olaechea, y de los apristas
Mauricio Mulder y Elías Rodríguez.
Se
trata de la primera vez que se aprueba una propuesta contra el transfuguismo.
El dictamen final fue respaldado con los votos de FP, además de Alberto de
Belaunde de Peruanos por el Kambio (PPK), Marisol Espinoza de Alianza para el
Progreso (APP) y Javier Velásquez Quesquén del Partido Aprista Peruano (PAP).
En contra estuvieron los legisladores del Frente Amplio (FA) y de Acción
Popular (AP), mientras que el oficialista Vicente Zeballos se abstuvo.
FUJI Y LOS TRANSFUGAS
En
el año 2000, el presidente Alberto Fujimori fue reelecto para un tercer periodo
por el partido Perú 2000, pero no pudo obtener la mayoría parlamentaria. Por el
fracaso parlamentario, su asesor Vladimiro Montesinos sobornó a congresistas de
la oposición para pasarse a las filas de Perú 2000. Esto traería la caída del
Gobierno de Fujimori.
Perú
2000 obtuvo 52 congresistas, pero 19 fueron tránsfugas que se alinearon con el
fujimorismo durante las elecciones generales del 2000, para cuidar la bancada
puso a Óscar López Meneses como asesor de toda la bancada fujimorista.
Ocho
fueron de Perú Posible (PP), cinco de Solidaridad Nacional (SN), 2 del Frente
Popular Agrícola del Perú (FREPAP) y una aprista: Ruby Rodríguez. Todos lo hicieron
a cambio de dinero y otras prebendas.
KEIKO CASTIGA A CONGRESISTAS
Más
de uno pensaría ingenuamente que la mayoría parlamentaria no querría repetir
los errores del pasado y por ello, pretende sancionar algo por lo que la
historia los condenará. Sin embargo, Keiko sabe que FP no está libre del éxodo
masivo, y es que si en el 2016 la bancada contaba con 73 congresistas, la
salida de Yeni Vilcatoma y la renuncia de Patricia Donayre, pone en duda la
estabilidad del fujimorismo en el Parlamento.
“Mis
convicciones democráticas y los principios que orientan mi vida personal me
conducen a tomar la decisión de renunciar al grupo parlamentario de Fuerza
Popular, grupo que, al parecer, no comparte estos ideales y recobro mi
independencia política”, afirma Donayre en su carta de renuncia.
Mientras
tanto, en setiembre del año pasado Vilcatoma se apartó del bloque naranja al
ser sometida a un “proceso disciplinario”, luego de que denunciara a su colega
Héctor Becerril por supuestas “amenazas” e “interferencia” con su labor al
frente de la Comisión de Fiscalización.
“Yo
me he retirado despidiéndome de Keiko Fujimori, a quien le agradecí el apoyo y
confianza. Le hice saber que hice todo para ayudarla a lograr este gran sueño
de cambiar el Perú. Yo me retiro del partido porque de ninguna manera me voy a
someter a un proceso administrativo injusto. Me voy con un dolor muy grande, de
querer haber aportado más”, indicó Vilcatoma en aquel momento.
El
temor a la crisis parlamentaria radicaría en que Donayre, Vilcatoma y la mitad
de congresistas de FP no militan formalmente en el fujimorismo y postularon a
una curul en calidad de invitados en la lista parlamentaria. Las salidas de las
dos congresistas representan un fuerte golpe al bloque naranja y reflejan el
descontento de un sector con la actuación de esta bancada, en especial de la
dirigencia.
La
preocupación de Keiko se fundamentaría en las declaraciones de Vilcatoma
respecto a que varios congresistas de FP le dieron a conocer su preocupación
por la norma que castiga a los tránsfugas. “Se han acercado, pero
lamentablemente no pueden levantar su voz de protesta”, declaró sorprendiendo a
los periodistas que la entrevistaban.
“(En
Fuerza Popular) no se escucha a las minorías (…) Lamentablemente hay algún tipo
de interés reducido a un grupo que busca que sus congresistas no se vayan
cuando deberían incentivar a sus integrantes y recibir sus aportes (…) Yo
seguiré en mi lucha contra la corrupción. No soy una paria”, agregó la
exfujimorista.
TRÁNSFUGAS Y TRÁNSFUGAS
La
mala imagen del tránsfuga en el Perú se genera al asociarlo con la traición al
elector que votó por un candidato y por una agrupación política, tal como
ocurrió durante el fujimorismo. La propuesta FP no distingue los diferentes
motivos que permiten a un congresista convertirse en tránsfuga. El fujimorismo
pretende meter a todos los disidentes en un mismo saco, transformando a “padres
de la patria” en parias, sin posibilidad de unirse a otra bancada, votar en
comisiones, o integrar la Mesa Directiva del Congreso.
Para
el periodista Augusto Álvarez Rodrich ello representa un abuso ya que “no todos
los tránsfugas son iguales”. A su entender, “Hay los que se vendieron por
dinero en la oficina de Vladimiro Montesinos, pero también hay los que
prefieren abandonar una bancada por razones éticas o ideológicas debido a que
los partidos con los que llegaron al congreso toman decisiones que violan la
plataforma con la que se postuló, u optan por la inmoralidad en sus
decisiones”.
Hablar
mal del transfuguismo resultó en los últimos meses del gobierno de Fujimori
algo políticamente correcto, pero hay quienes sostienen que la decisión de
cambiarse de una bancada a otra sería el único camino para quienes tienen la
legítima aspiración de hacer política en un contexto de partidos débiles que no
merecería llamarse así, al no pasar de ser un conjunto de personajes que se
junta poco antes de la elección para tratar de llegar al poder.
Ya
no puede comprar parlamentarios, pero con su mayoría congresal les impide
cambiar de bancada.
Ya
no puede comprar parlamentarios, pero con su mayoría congresal les impide
cambiar de bancada.
KEIKO VS TC
Pero
las intenciones de Keiko chocan con el dictamen del Tribunal Constitucional
(TC), quien la semana pasada admitió la demanda de inconstitucionalidad presentada
por un grupo de parlamentarios en contra de la modificación al reglamento
interno del Congreso que les impide conformar nuevos grupos parlamentarios.
Uno
de los congresistas que presentó la demanda fue Alberto Quintanilla, del bloque
Nuevo Perú, quien consideró que el transfuguismo debe ser sancionado cuando el
fin sea ilícito y no cuando existan discrepancias ideológicas.
“Los
cambios en la norma atentan contra su derecho constitucional de elegir y ser
elegido, convirtiendo a un parlamentario injustamente en un paria”, comentó.
Diversos
parlamentarios de AP, FA, PPK y APP también se sumaron a la acción de
inconstitucionalidad. Del mismo modo, pretenden derogar la norma.
RECHAZANDO LA LEY
El
interés del fujimorismo por la ley antitránsfuga respondería a evitar el éxodo
masivo que le quite mayoría en el Legislativo; de esa manera lo entiende el
congresista acciopopulista Yonhy Lescano, quien sostiene que el verdadero
objetivo de esta norma era que los miembros de la bancada fujimorista no abandonen
el color naranja.
A
su entender, todo pasaría por plantear el verdadero significado de
“transfuguismo”; sobre esto, señala: “El transfuguismo es cuando un
parlamentario se pasa de un partido a otro por razones subalternas, por algún
beneficio. Pero si yo veo que hay corrupción en mi partido, la denuncio y me
salgo. Ahí no soy un tránsfuga. Si veo que no se cumple con el plan de gobierno
y que el partido va en contra de mis principios políticos, entonces no soy un
tránsfuga”.
Por
su parte, su colega de bancada Edmundo Del Águila, consideró que la ley
defendida por el fujimorismo vulnera todos los derechos constitucionales que
tienen los parlamentarios. Sostuvo que la norma deja prácticamente aislados a
los legisladores que son sometidos a ella.
“Es
una ley descabellada que corta todos los derechos que pueda tener un
legislador; desde el punto de vista legal inclusive hasta el propio desempeño
en un espacio como es el Legislativo. Le quita todo, absolutamente todos los
derechos. Lo deja prácticamente como un aislado”, señaló.
Del
Águila aseguró que esta ley tiene como único objetivo evitar que los
congresistas de Fuerza Popular abandonen su bancada. “Este tema (la ley
antitránsfuga) lo único que hace es encauzar o tratar de cercar a todo este
gran grupo (FP) para que puedan actuar según ellos de forma uniforme (…) Es una
bancada que no hay que esperar mucho para ver el tema de la división. Yo creo
que hoy en día ya se percibe, hay esa sensación dentro de los pasillos del
Congreso (…) indudablemente es una bancada que no funciona en base a un
consolidado de ideología ni de prácticas, sino que funciona en base a una
expectativa electoral”, agregó.
En
tanto, la vocera del FA, Marisa Glave, afirmó que la mencionada norma no
combate el transfuguismo y recordó que en el texto final de la ley se precisa
que el objetivo es solamente “desincentivar la fragmentación de los grupos
parlamentarios”. Tanto Lescano como Glave consideraron que no se ha tocado el
tema de fondo, ya que se debió analizar la tipificación penal del transfuguismo
y determinar cuáles serán los motivos para considerar tránsfuga a un
congresista.
Por
su parte, Ricardo Narváez, vocero de Alianza para el Progreso, manifestó que la
ley –de origen fujimorista– “coacta la libertad del congresista y se obliga a
que los parlamentarios se mantengan a la mala en un grupo legislativo”.
El
proyecto de ley contra el transfuguismo también ha dividido al propio
fujimorismo; mientras unos la defienden para evitar que se produzcan actos
desleales, otros la cuestionan al considerarla como una medida de coerción.
“Nadie
puede ser sometido a reglas de miedo. Este es un acto desesperado que va a
generar una mala imagen para el Congreso y el país”, aseveró David Calizaya,
dirigente de FP de Tacna.
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