Parece que la maldad y mal ejemplo del fujimontesinismo -que duró 10 años (1990-2000)- contaminaron
grosera y letalmente el alma de políticos y de la sociedad. La dictadura dejó flotando
su slogan “está bien que roben, pero que hagan obras”, refiriéndose a las
autoridades que habían sido elegidas democráticamente para gobernar.
Es decir fueron diez años -lo que dura el estudio de la carrera de
Medicina Humana, aproximadamente- de escuela y legado de crímenes, robos,
violación de derechos humanos, narcotráfico y de traición a la patria que dejaron
un colectivo espiritual enfermo, el cual ha desencadenado un espiral de
corrupción y crímenes de nuestros “políticos”, al más alto nivel, en perjuicio
del país.
Tan es así que los últimos cuatro ex presidentes de la República -incluido el chino Fujimori, que purga
condena por criminal y corrupto- estarían involucrados en el ya famoso caso Lava Jato en el que la
empresa brasilera Odebrecht habría coimeado a los últimos gobernantes peruanos para
ganar licitaciones de megaproyectos millonarios con los que se habrían
enriquecido ilícitamente tanto los dueños de la empresa carioca como los ex
mandatarios Alberto Fujimori, Alejandro Toledo, Alan García y Ollanta Humala,
según declaraciones del exgerente y máximo representante de Odebrecht en el
Perú, Jorge Henrique Simoes Barata.
Se incluye en esta vorágine de rapiña presidencial, al ex dictador
Alberto Fujimori, porque fue en su mandato prolongado que Odebrecht ejecutó la
mayor cantidad de obras en el Perú (30). Los gobiernos de Alejandro Toledo,
Alan García y Ollanta Humala totalizaron apenas 24 obras públicas -ocho fueron
privadas.
En cuanto al Ex Presidente Ollanta
Humala su situación al respecto se
agrava, pues el ex gerente Jorge Barata ha declarado que
Odebrecht entregó más de 3 millones de
dólares a Nadine Heredia como aporte a la campaña electoral del nacionalismo,
en el año 2011.
Como podemos ver, la corrupción de nuestros “líderes políticos” es evidente,
pero hay que esperar que el Ministerio Público y el Poder judicial hagan las
investigaciones correspondientes y luego se pronuncien sobre el tema.
Mientras tanto el Congreso de la República debe legislar para que se
sancione drásticamente a los “políticos” y funcionarios corruptos - tal como se hace en Inglaterra, Alemania, China, Corea entre otros países desarrollados- también para que el Perú tenga auténticos partidos políticos -con doctrina y
bases activas en todo el país- y para que en las próximas elecciones el dinero
del narcotráfico y la mafia empresarial no nos impongan presidentes,
congresistas y alcaldes deshonestos e incapaces.
Por su parte el pueblo, a través de marchas de protesta, debe exigir juicios sumarios y sanciones ejemplares contra los “políticos”
y funcionarios que han robado al erario nacional. Exigir también nueva Ley Electoral y de Partidos
Políticos con el fin de democratizar las elecciones y, de esa manera, los
auténticos líderes del pueblo y ciudadanos honestos y capacitados puedan
gobernar nuestro país.
No permitamos que el mal ejemplo de Presidentes sinvergüenzas y torcidos incentive el accionar de la delincuencia común -arrebatadora y sanguinaria- que
está aterrorizando a la población y parece incontrolable. Es necesaria la lucha
de la sociedad civil organizada -que derrumba tiranías e injusticias- y el
trabajo honesto de fiscales, jueces y congresistas para extirpar,
urgentemente, el cáncer de la corrupción que pone en peligro de muerte a la
democracia.
Bajemos el dedo a la corrupción en defensa de la democracia.