Por: Luis Eloy Plasencia Torres.
En
la edición de marzo del presente año, publicamos -en el periódico Perú
Siglo XXI- una nota informativa sobre una serie de irregularidades en
el programa social Pensión 65 cuya aplicación es injusta y, en vez de generar
alegría, produce tristeza e indignación en muchos pobladores.
Y
es que, por negligencia y carencia de sensibilidad social de algunos empleados
municipales, se está otorgando la Pensión 65 (125 soles mensuales) a gente que
no la merece, dejando de lado a muchas personas humildes que viven al borde de
la indigencia.
En
el mes de julio del presente año -después del mensaje presidencial- decidimos
profundizar nuestro informe sobre este programa social del Estado que es
criticado en forma negativa por la mayoría de los pobladores de la región
Cajamarca, pero que para este Gobierno es una maravilla.
Para
el efecto hemos tomado como muestra la localidad de Tembladera, ubicada en la
provincia de Contumazá. Por sus calles hicimos un rápido recorrido y, en menos
de una hora, pudimos descubrir el estado de pobreza extrema en la que viven
varios ancianos a quienes se les niega la Pensión 65 que es promocionada con
bombos y platillos por el gobierno que preside el comandante Ollanta Humala
Tasso.
Empezamos
nuestra caminata, a las once de la mañana del día 30 de julio, por el arco de
la entrada del barrio de Chinguión y, al preguntar por los ancianos pobres que
se les niega la Pensión 65, un poblador nos recomendó visitar a la señora Rosa
Mori Pretel quien vive sola y domicilia en la avenida Cajamarca Nro. 1151.
Tocamos
la puerta –que estaba abierta, pero con reja- y ella, a paso cansino y con la
pobreza posesionada en su rostro ajado por el tiempo, nos hace pasar a la casa
que es de propiedad de su hermana a quien le ayuda en la venta de gaseosas,
empolvadas por la falta de clientes.
-Pasen-
nos dijo con amabilidad- ¿en qué puedo servirles?
-Somos
reporteros del periódico “Perú Siglo XXI” y queremos saber si
usted es beneficiada con la Pensión 65-
le respondí.
“Tengo
68 años de edad y desde que se inició el programa Pensión 65 fui a la
municipalidad de Tembladera donde me pidieron mi DNI para inscribirme. Han
pasado 3 años y no me sale dicha pensión, sin embargo hay gente que tiene casa
y terrenos y están recibiendo ese beneficio. Eso es injusto”, nos dijo doña
Rosa con lágrimas que quieren salir de sus ojos tristes y ella las contiene.
¿Y qué le responden en la
municipalidad cuando usted pregunta por su pensión?
La
encargada que es la señora Carola Tapia Infantes me dice “no sale todavía, no
es problema mío, tal vez sea para la próxima. Están evaluando su caso en Lima”.
¿Usted vive sola? ¿A qué se dedica?
Vivo
sola y no tengo ayuda de nadie. Yo lavo ropa ajena y vendo gaseosas en este
pequeño negocio que es de mi hermana. Además hago mandados a los vecinos
quienes me dan mi propina para poder sobrevivir.
¿Cómo está su salud?
Estoy
mal. Me han detectado diabetes, colesterol, triglicéridos osteoporosis y otras
enfermedades, pero no tengo dinero para hacerme el tratamiento médico
correspondiente.
¿Algún llamado a las autoridades?
Felicito
al Gobierno por haber creado el programa Pensión 65, pero este beneficio se le
debe otorgar a la gente que realmente lo necesita. La promotora de la
municipalidad nunca ha venido a mi domicilio para verificar el estado de
pobreza en el que me hallo, a pesar de que en reiteradas veces la he invitado,
contestó nuestra entrevistada.
Nos
despedimos de doña Rosita y la dejamos luchando con sus miedos a que sus
enfermedades la postren en cama y ya no pueda hacer mandados para poder subsistir.
En
el jirón Prolongación Tarapacá Nro.344 del mismo barrio vive sola, en casa
alquilada, doña Teresa Chicchón Castañeda. Tiene 70 años y, con el agudo dolor
que le causa la artritis, tiene que lavar ropa para poder alimentarse. Presentó
su DNI a la oficina de programas sociales de la Municipalidad Distrital de
Yonán-Tembladera, hace más de dos años, para ser beneficiada con la Pensión
65.Como recordarán nuestros lectores, a ella la entrevistamos, el mes de marzo,
sobre el mismo tema.
Buenos días señora Teresa, ¿aprobaron
su pensión?
“Nada.
Todos los días voy a preguntar por el resultado de mi pensión y me dicen que
están evaluando mi caso en Lima”, manifestó muy desconsolada la anciana que
vive en extrema pobreza, a quien hallamos preparando una sopita -en su cocina
que funciona con leña. Nos cuenta que ni siquiera tiene para pagar el servicio
de luz eléctrica, por eso es que se alumbra con vela.
¿Hasta
cuándo tendrá que esperar esa pobre anciana para que el Estado le otorgue un
sencillo con el que pueda aliviar el dolor causado por el abandono y la miseria
en la que se encuentra postrada?
Doña
Teresa es muy conocida en el barrio y la gente se apena de la situación de
pobreza y abandono en la que se
encuentra, por eso algunos de una u otra manera la ayudan a aliviar la pesada
carga que le oprime la vida. Le tomamos unas fotos y le pedimos que nos indique
donde vive otra persona muy pobre que no es beneficiada con la Pensión 65.
Nos
recomienda visitar a la señora Mary Alicia Uriol Díaz, de 75 años de edad,
quien vive con su hermana Flor de María, de 73 años. Ocupan la casa que
heredaron de sus padres, ubicada en la calle Miraflores Nro. 454. Doña Mary es
discapacitada, está enferma. Ambas son muy pobres y viven, tormentosamente, de
la caridad de los vecinos.
Nos
contó doña Mary que ella también acudió a la Municipalidad Distrital de Yonán y
presentó copia de su DNI desde que se inició el programa, pero no hay cuándo le
den su pensión.
“Constantemente
voy a la municipalidad donde la encargada, doña Carola, siempre me contesta lo
mismo: todavía no hay nada. He hablado, incluso, con el alcalde Franklin Durán
y dice que van a ver”, se quejó muy desconsolada la señorita Uriol quien, pese
a sus 75 años, no se ha casado y ante la carencia de hijos que la asistan tiene
que hacer mandados para poder comer.
Continuamos
nuestro camino y vamos en busca de las
hermanas Mostacero Amaya, quienes viven en la calle Junín Nro.138. Caminamos
bajo un ardiente sol que, a esa hora, calcina las calles casi solitarias.
En
la intersección de las calles Junín y Buenos Aires venden raspadilla donde un
grupito de gente disfruta de ese rico refresco hecho de hielo y jarabes. Al
frente están la fiscalía y la municipalidad. Y a escasos metros de distancia,
de esas instituciones del Estado, ubicamos la humilde casa donde viven las hermanas
Mostacero.
Entrevistamos,
a tres de ellas.
Hablamos,
primero, con la señora Manuela Teresa Mostacero Amaya quien vive en esa casa que es propiedad de su hermana mayor, doña Carmen. Con sus 72
años a cuestas tiene que seguir vendiendo comida, en las inmediaciones del
mercado de la ciudad, para poder llevar un
pan a la boca.
“Yo
también presente mi DNI para que me den la Pensión 65, pero cuando fui a
preguntar por ese beneficio en la municipalidad me dijeron que nos habían
censado y estábamos consideradas en el cuarto nivel, esto quiere decir que no
se nos considera como pobres por el solo hecho de que en la casa de mi hermana
encontraron un televisor viejo”, se quejó la humilde anciana.
Y
refirió que un día cuando iba a la municipalidad a preguntar por la pensión, se
encontró con una señora quien le recomendó que se inscriba en el Partido
Aprista Peruano (APRA) para que salga rápido su Pensión 65. “Yo no le hice
caso, porque tengo entendido que la plata que se está dando a los pobres no es del APRA sino del Estado”, manifestó
muy indignada doña Manuela.
Por
su parte doña Carmen Margarita Mostacero Amaya -la hermana mayor, de 78 años de
edad- nos dijo que la empadronaron mal, pues quienes hicieron esa labor se limitaron a
mirar la sala de su casa que tiene piso antiguo -de cemento, con huecos
.Vieron, además, un televisor antiguo que le regalaron malogrado y ella lo
mandó a reparar para poder distraerse y olvidar las penas que le causa la
extrema pobreza en la que vive junto a sus hermanas.
“No
quisieron ver mi cocina ni mi dormitorio que tienen piso de tierra y donde nos
falta todo”, reveló doña Carmen y aseguró que cuando fue a preguntar por la
pensión le contestaron “para usted no va a salir porque tiene televisor”.
Ante
esa respuesta tan absurda -doña Carmen- un día llena de desesperación y con
algo de esperanza fue hablar con el alcalde Franklin Durán Terrones quien,
después de hacerla esperar más de dos horas, la atendió en su oficina.
-Señor
alcalde apóyenos para que nos empadronen en la Pensión 65, usted sabe que somos
muy pobres, que le den aunque sea a mi hermana Tula que está con derrame
cerebral- le rogó, pero don Franklin muy fríamente se limitó a decirle: “Es que
ustedes tienen mala suerte, todavía no lo aprueban en Lima”.
Sin
embargo, según los lineamientos de la Pensión65, el promotor -en este caso doña Carola Tapia-
tiene el deber de salir a empadronar y constatar el grado de pobreza en la que
viven quienes, debido a datos erróneos del censo, no califican para obtener la
referida pensión. Luego debe emitir un informe a la jefatura del referido
programa social con el fin de que sean evaluados.
“Lamentablemente
doña Carola no quiere empadronarnos, a pesar de que su oficina está muy cerca
de mi casa”, denunció doña Carmen con un tono doliente matizado de cólera.
Y,
en efecto, no es la mala suerte -como dice el alcalde Durán- la que impide que
doña Carmen y sus cuatro hermanas y mucha gente pobre sean beneficiadas con la
Pensión 65. Es la desidia y la falta de sensibilidad social de algunas
autoridades y funcionarios municipales que, por intereses particulares y
políticos, están empadronando a personas que no necesitan de esa pensión para
poder vivir -porque tienen dinero y propiedades-, dejando de lado a viejitos
muy pobres que sufren una muerte lenta por la falta de recursos económicos.
Uno
de esos casos, por ejemplo, es el de la señora Tula Mostacero Amaya quien tiene
65 años de edad y vive en la casa de su hermana Carmen. El año pasado sufrió
derrame cerebral, enfermedad que la impide continuar vendiendo papa rellena con
su fuentecita, de casa en casa, para poder ganarse el pan de cada día. Hace ya
casi un año que camina por las calles, apoyada por un bastón, pidiendo propinas para poder sobrevivir.
Ella
también -según el alcalde del distrito Yonán- tiene “mala suerte” y entre
lágrimas pide ser favorecida con la Pensión 65.
No
cabe duda que en Tembladera –y en otros lugares de la región Cajamarca- , por
intereses políticos y particulares, están negando la Pensión 65 a los pobres
para dársela a quienes no les corresponde.
Haga
algo, señor Presidente Humala, con el fin de que los programas sociales del
Estado favorezcan a los pobres y no a gente pícara.
EL DATO
Para muestra un botón: Don Santos Domingo
Alvarado Rodríguez, con DNI19228666, es propietario de tierras de cultivo ubicadas en el caserío de Tolón,
sin embargo figura en el padrón de los beneficiarios de la Pensión 65.
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