Pedro Castillo y los dirigentes huelguistas anunciaron el levantamiento de su medida de fuerza, pero amenazaron con volver a las calles si hay represalias. |
- Los docentes huelguistas acordaron suspender su paralización. No hubo ningún ofrecimiento nuevo del gobierno
Escribe: Mario Mejía Huaraca
Tras
75 días de huelga magisterial, ayer se suspendió esa medida de fuerza que
estuvo a punto de hacer perder el año escolar a dos millones de escolares. El
anuncio oficial lo hizo el dirigente Pedro Castillo en la plaza Dos de Mayo
ante centenares de huelguistas que portaban carteles con la inscripción
“Volveremos”.
El
acuerdo se tomó en el Congreso Nacional Extraordinario de los SUTE regionales
efectuado en la noche del viernes. Allí, en medio de grandes discusiones, se
acordó por mayoría levantar la paralización. Algunas bases radicales, como la
de la región Huánuco, votaron por continuar la huelga.
Según
Castillo, la decisión se tomó “por nuestros estudiantes”. Él llamó a los
maestros a concentrarse el lunes en los gobiernos regionales para garantizar
que no se produzcan “represalias económicas, administrativas o laborales”.
Aunque
el dirigente sostuvo que “esta lucha no termina, sino que recién empieza”,
según el analista Carlos Tapia, la suspensión fue acordada por cansancio y
porque la huelga se había debilitado.
“Ellos
cometieron un error al no firmar el acta con la que se habían comprometido
cuando los congresistas actuaron como intermediarios”, dijo Tapia. Indicó que,
de ser así, hubiesen regresado a sus escuelas con varios logros, como el
incremento de salarios, y se habrían legitimado como representantes del gremio
magisterial.
Cabe
anotar que el Gobierno y los dirigentes de la protesta habían roto el diálogo
tras no firmar la citada acta el 21 de agosto. Los huelguistas no estaban de
acuerdo con las evaluaciones a los docentes y el Ejecutivo insistió en que
estas no eran negociables.
Esta
larga huelga causó costos políticos al Ejecutivo, como la interpelación que el
Congreso hará a la ministra de Educación, Marilú Martens, el 8 próximo.
La
huelga se inició de manera focalizada en el Cusco el 15 de junio y se desbordó
con bloqueos de carreteras e intentos de tomar el aeropuerto Velasco Astete.
Tres
semanas después, la paralización se extendió a otras 13 regiones del país.
DIÁLOGOS Y ACUERDOS
Las
estrategias empleadas no funcionaron. En un primer momento hubo un acuerdo con
los gobiernos regionales para adelantar el aumento de los sueldos a los
maestros y la ministra Marterns anunció que la huelga se levantaría a partir
del 7 de agosto. No fue así. El paro siguió y las protestas aumentaron.
El
10 de agosto, el presidente Pedro Pablo Kuczynski decidió recibir a un grupo de
dirigentes en Palacio de Gobierno, pero esto tampoco surtió efecto. Las
movilizaciones de los huelguistas de provincias que llegaron a Lima eran cada
vez eran más violentas.
Y
así, mientras el ministro del Interior, Carlos Basombrío, advertía que el
Movadef estaba infiltrado en la dirigencia de los huelguistas, un grupo de
congresistas de todas las bancadas, a excepción de Fuerza Popular, se ofreció
para mediar entre los huelguistas y la ministra Martens. Pese a que hubo
acuerdos, los dirigentes de los maestros se negaron a firmar el acta.
No
hubo más ofrecimientos ni conversaciones adicionales con el Gobierno. Castillo
y sus seguidores tuvieron que levantar la huelga. Ahora solo queda recuperar las
clases.
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