Por: Luis Eloy
Plasencia Torres.
El 28 de junio, a un mes de asumir la Presidencia, el economista Pedro
Pablo Kuczynski, recibió las credenciales de parte del Jurado Nacional de
Elecciones que lo convierten, oficialmente, como Presidente de nuestro amado
Perú.
En ceremonia realizada en el Teatro Municipal de Lima, PPK invocó a la
unión y consenso a todos los peruanos y se comprometió a trabajar para que la
mejoría de la economía del país sea utilizada en el progreso social.
Es necesario igualar el desarrollo de las provincias con la capital. De
igual forma, la calidad de la educación estatal con la privada. Hay que mejorar
los servicios sociales básicos que debe tener todo ciudadano, dijo.
“El objetivo de mi gobierno será lograr un país moderno, justo e
igualatorio”, enfatizó Kuczysnski.
La intención del flamante Presidente de la República suena noble, de
igual modo el llamado que hace a la Nación para trabajar por un nuevo Perú.
Sin embargo al oír sus propuestas y promesas, hay preguntas que brotan de
inmediato: ¿Cómo logrará PPK unir a todos los peruanos para consensuar acciones
que impulsen el desarrollo del país, si su tienda política solamente cuenta con
18 de los 130 congresistas? ¿Cómo logrará el apoyo de la oposición fujimorista que tiene
73 parlamentarios en el Congreso, máxime si éstos no asistieron a la ceremonia
de entrega de credenciales, pese haber sido invitados?
Bueno, el nuevo inquilino de Palacio de Gobierno ya hizo la invitación y
dice que seguirá tendiendo puentes.
Y uno de esos puentes -anchos y diplomáticos- es la reciente Cumbre
Descentralizada llevada a cabo en la ciudad del Cusco donde propuso una alianza
a los gobiernos regionales y locales. En la ceremonia estuvieron presentes 23
gobernadores regionales y más de 700 alcaldes provinciales y distritales
quienes acordaron apoyar a Kuczynski.
Allí el Jefe de Estado electo les dijo: “Yo les pido que hagamos una
alianza cuyo eco llegue al Parlamento, a la avenida Abancay. El eco es el Perú
unido para hacer las obras que necesitamos”.
El mensaje es claro y contundente: PPK quiere fortalecer su gobierno con la
participación y apoyo de las regiones y municipalidades para realizar esa
“revolución social” que ha prometido al recibir sus credenciales.
Y ello es saludable, porque daría participación a los pueblos del
interior del país -a través de sus autoridades- en la toma de decisiones para
reformar el país, con lo cual se escribiría un nuevo capítulo de la
Descentralización que se ha quedado trunca.
Entonces tanto los gobiernos regionales como municipales tendrían más
competencias y funciones y, sobre todo, mayor presupuesto con lo que se
estarían sentando las bases de ese país moderno e igualitario del que nos habla
PPK. Siempre y cuando exista un control y supervisión de las inversiones que
deben ser hechas en forma responsable.
Aunque esta propuesta es positiva, no es tan fácil aplicarla, porque el Gobierno
Central tendría que atender demandas de una ley de descentralización, normas de
reordenamiento territorial, entre otros requerimientos de las regiones que
buscan mayor autonomía y eficacia en el ejercicio del poder.
Así, con éstas y otras adversidades, la iniciativa de una alianza del
gobierno de PPK con las regiones merece aplausos. Todo es posible cuando las
autoridades y el pueblo se unen. Dejemos a un lado resentimientos y
escepticismos y pongamos el hombro para forjar un nuevo Perú.
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