lunes, 8 de diciembre de 2014

EDITORIAL- Cajamarca votó contra la minería y corrupción



En las elecciones municipales y regionales del 05 de octubre del 2014, el pueblo cajamarquino ha dado un mensaje que debe ser atendido por el Estado y por los políticos que se aprestan a participar en las próximas elecciones presidenciales. Esta es la lectura electoral:
NO A LA MINERÍA
Cajamarca no quiere minería por el comportamiento irresponsable de las transnacionales que en vez de generar progreso traen más pobreza. La Nemonth Mining Corporation -alias Yanacocha- ha ubicado a esta región como la más pobre del país, tras 20 años de explotación minera.
Y no sólo está dejando miseria sino -lo que es más grave- contaminación y la eliminación de lagunas y puquiales, barbaridad que está mermado la producción agropecuaria y desatando enfermedades en perjuicio de la población.
Por eso en Cajamarca ha ganado el Movimiento de Afirmación Social -MAS-, organización comprometida con la defensa del agua y el medio ambiente. Su líder, Gregorio Santos Guerrero, obtuvo el 49.9 % pese a que el régimen del Mandatario Ollanta Humala Tasso lo encarceló, en pleno proceso electoral, por supuestos actos de corrupción que habría cometido como Presidente de la indicada región.
A nivel provincial el MAS ha triunfado en cuatro de las 13 alcaldías provinciales. Y ha ganado 29 de las 114 alcaldías distritales. Sumándose a ello la victoria obtenida por Edy León Benavidez Ruiz, en Hualgayoc, destacado defensor del medio ambiente.
Es decir, en las elecciones del 05 de octubre, Cajamarca ha dicho: ¡Agua sí oro no!
Similares respuestas han dado aquellas regiones donde existen conflictos sociales debido a la explotación indiscriminada de minerales.
NO A LA CORRUPCIÓN
El país –al igual que Cajamarca- está harto de la corrupción, muchas veces propiciada por sus autoridades que toman las alcaldías y las presidencias regionales con costosas campañas políticas -varios apoyados por grandes empresas, entre ellas las mineras, y por dinero proveniente del narcotráfico- no para servir al pueblo sino para enriquecerse y favorecer a sus financistas y allegados.
Pero los actos de corrupción se dan también en el más alto nivel gubernamental.
En los gobiernos apristas se perpetraron hechos escandalosos de corrupción como el de los petroaudios en la que los “compañeros” Rómulo León y Alberto Quimper se felicitaban tras haber ayudado a la empresa noruega Discover Petroleum a ganar una licitación petrolera millonaria. Los audios difundidos, en este caso, obligaron la dimisión de Jorge Del Castillo quien encabezaba el gabinete ministerial.
Así mismo durante el segundo gobierno de Alan García (2006-2011) se concedieron beneficios penitenciarios a más de cinco mil reos, entre ellos varios condenados por narcotráfico e inclusive de bandas completas de delincuentes dedicados al tráfico de drogas, según denuncias periodísticas.
Mientras que el fujimorismo fue estigmatizado por su líder -reo en cárcel- Alberto Fujimori, sentenciado a 25 años de prisión por ladrón y asesino. Y los peruanos no nos olvidamos cuando Susana Fujimori fue encerrada por su esposo el  ex dictador Fujimori para nombrar como primera dama a su hija Keiko, quien aceptó de buen grado ese abuso y hoy pretende ser presidenta de la República invirtiendo sumas millonarias de dólares, sin poder explicar de dónde saca tanto dinero.
Por eso, el pueblo ha mostrado su rechazo hacia los candidatos apristas y fujimoristas en los comicios del 9 de octubre. Así lo indican los resultados de las elecciones en mención, donde los grandes perdedores han sido el APRA y Fuerza Popular por tener entrañas e historias contaminadas de crímenes de lesa humanidad y corrupción.
Veamos, Fuerza Popular solamente ha ganado las alcaldías provinciales de Cajamarca y Contumazá. Además obtuvo sólo cinco alcaldías distritales.
Magros resultados los cuales revelan una derrota desastrosa, a pesar de haber desplegado una campaña política multimillonaria con dinero –según sospechas de la Policía- proveniente del narcotráfico.
Y para consuelo del fujimorismo en esa dolorosa y vergonzante derrota le acompañó el APRA, partido con el que acostumbra hacer alianzas callejoneras en el Congreso.
El APRA obtuvo una alcaldía a nivel provincial (Jaén) y en los distritos apenas alcanzó cuatro alcaldías, dos de ellas a manos de políticos investigados por corrupción: Franklin Durán Terrones que fue reelecto en el distrito de Yonán –dicen con votos golondrinos- y Juan Cornelio Torrel Rabanal quien ganó en el distrito de Asunción, pero está prófugo y con orden de captura.
Como se puede apreciar, Cajamarca -al igual que otras regiones del Perú- está harta de corrupción y contaminación minera, males que generan pobreza y subdesarrollo.
Las últimas elecciones -qué duda cabe- constituyen una reveladora encuesta que nuestros gobernantes y políticos deben tomar en cuenta en sus planes si desean un Perú desarrollado con paz y justicia social. Ganar

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