En las elecciones municipales y regionales del 05 de octubre
del 2014, el pueblo cajamarquino ha dado un mensaje que debe ser atendido por el
Estado y por los políticos que se aprestan a participar en las próximas
elecciones presidenciales. Esta es la lectura electoral:
NO A LA MINERÍA
Cajamarca no quiere minería por el comportamiento
irresponsable de las transnacionales que en vez de generar progreso traen más
pobreza. La Nemonth Mining Corporation -alias Yanacocha- ha ubicado a esta
región como la más pobre del país, tras 20 años de explotación minera.
Y no sólo está dejando miseria sino -lo que es más
grave- contaminación y la eliminación de lagunas y puquiales, barbaridad que
está mermado la producción agropecuaria y desatando enfermedades en perjuicio
de la población.
Por eso en Cajamarca ha ganado el Movimiento de
Afirmación Social -MAS-, organización comprometida con la defensa del agua y el
medio ambiente. Su líder, Gregorio Santos Guerrero, obtuvo el 49.9 % pese a que
el régimen del Mandatario Ollanta Humala Tasso lo encarceló, en pleno proceso
electoral, por supuestos actos de corrupción que habría cometido como
Presidente de la indicada región.
A nivel provincial el MAS ha triunfado en cuatro de
las 13 alcaldías provinciales. Y ha ganado 29 de las 114 alcaldías distritales.
Sumándose a ello la victoria obtenida por Edy León Benavidez Ruiz, en
Hualgayoc, destacado defensor del medio ambiente.
Es decir, en las elecciones del 05 de octubre, Cajamarca
ha dicho: ¡Agua sí oro no!
Similares respuestas han dado aquellas regiones donde
existen conflictos sociales debido a la explotación indiscriminada de minerales.
NO A LA
CORRUPCIÓN
El país –al igual que Cajamarca- está harto de la
corrupción, muchas veces propiciada por sus autoridades que toman las alcaldías
y las presidencias regionales con costosas campañas políticas -varios apoyados
por grandes empresas, entre ellas las mineras, y por dinero proveniente del
narcotráfico- no para servir al pueblo sino para enriquecerse y favorecer a sus
financistas y allegados.
Pero los actos de corrupción se dan también en el más
alto nivel gubernamental.
En los gobiernos apristas se perpetraron hechos escandalosos
de corrupción como el de los petroaudios en la que los “compañeros” Rómulo León
y Alberto Quimper se felicitaban tras haber ayudado a la empresa noruega
Discover Petroleum a ganar una licitación petrolera millonaria. Los audios
difundidos, en este caso, obligaron la dimisión de Jorge Del Castillo quien
encabezaba el gabinete ministerial.
Así mismo durante el segundo gobierno de Alan García
(2006-2011) se concedieron beneficios penitenciarios a más de cinco mil reos,
entre ellos varios condenados por narcotráfico e inclusive de bandas completas
de delincuentes dedicados al tráfico de drogas, según denuncias periodísticas.
Mientras que el fujimorismo fue estigmatizado por su
líder -reo en cárcel- Alberto Fujimori, sentenciado a 25 años de prisión por
ladrón y asesino. Y los peruanos no nos olvidamos cuando Susana Fujimori fue
encerrada por su esposo el ex dictador
Fujimori para nombrar como primera dama a su hija Keiko, quien aceptó de buen
grado ese abuso y hoy pretende ser presidenta de la República invirtiendo sumas
millonarias de dólares, sin poder explicar de dónde saca tanto dinero.
Por eso, el pueblo ha mostrado su rechazo hacia los
candidatos apristas y fujimoristas en los comicios del 9 de octubre. Así lo
indican los resultados de las elecciones en mención, donde los grandes
perdedores han sido el APRA y Fuerza Popular por tener entrañas e historias
contaminadas de crímenes de lesa humanidad y corrupción.
Veamos, Fuerza Popular solamente ha ganado las
alcaldías provinciales de Cajamarca y Contumazá. Además obtuvo sólo cinco
alcaldías distritales.
Magros resultados los cuales revelan una derrota
desastrosa, a pesar de haber desplegado una campaña política multimillonaria
con dinero –según sospechas de la Policía- proveniente del narcotráfico.
Y para consuelo del fujimorismo en esa dolorosa y
vergonzante derrota le acompañó el APRA, partido con el que acostumbra hacer
alianzas callejoneras en el Congreso.
El APRA obtuvo una alcaldía a nivel provincial (Jaén)
y en los distritos apenas alcanzó cuatro alcaldías, dos de ellas a manos de
políticos investigados por corrupción: Franklin Durán Terrones que fue reelecto
en el distrito de Yonán –dicen con votos golondrinos- y Juan Cornelio Torrel
Rabanal quien ganó en el distrito de Asunción, pero está prófugo y con orden de
captura.
Como se puede apreciar, Cajamarca -al igual que otras
regiones del Perú- está harta de corrupción y contaminación minera, males que
generan pobreza y subdesarrollo.
Las últimas elecciones -qué duda cabe- constituyen una
reveladora encuesta que nuestros gobernantes y políticos deben tomar en cuenta
en sus planes si desean un Perú desarrollado con paz y justicia social. Ganar
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