La
humanidad ha logrado un increíble avance tecnológico, en estos últimos años. El
hombre ha logrado la construcción de naves espaciales que, en corto tiempo,
permitirán a las personas realizar viajes espaciales. Ya se realizan
operaciones con órganos artificiales. Y las redes sociales nos dan a conocer lo
que sucede en el mundo en cuestión de segundos.
Es
decir, nuestra vida está cambiando vertiginosamente, gracias a los avances
tecnológicos.
Sin
embargo, la tecnología no sólo causa desarrollo sino también contaminación y
destrucción de las fuentes de agua y de la naturaleza. También atiza guerras y
muerte cuando crea armamento y bombas nucleares. Además, no se la emplea en su
real dimensión para combatir el hambre y la pobreza.
En
lo que respecta al desarrollo tecnológico de la comunicación ésta no se utiliza
a plenitud para impulsar la educación y la cultura, ni hay un control adecuado
de temas y mensajes que afectan la moral de los menores de edad y la honra de
las personas.
En
consecuencia, se debería elegir una tecnología que no comprometa el uso
sostenible de los recursos planetarios y los derechos fundamentales de las
personas. Urge una tecnología que ayude a erradicar la pobreza a nivel mundial
ya que actualmente hay más de mil millones de personas que padecen hambre en
los países subdesarrollados, especialmente.
Se
debería utilizar la tecnología para mejorar la vida en los países pobres, que
necesitan sistemas de abastecimientos de agua y saneamiento para reducir la
mortalidad por enfermedades como la diarrea y el cólera, o cocinas eficientes
para reducir la desforestación, o también neveras solares que no necesitan de
electricidad facilitando la conservación de vacunas en lugares aislados. Muchos
pueblos de las zonas rurales carecen de energía eléctrica, servicio que la
tecnología puede solucionar mediante la construcción de paneles solares, etc.
En
nuestro mundo cada vez más globalizado e interdependiente necesitamos que la tecnología incida más
directamente en la lucha contra la pobreza, la justicia social y el respeto al
medio ambiente, adaptándose a las necesidades de las personas que van hacer uso
de ella de forma inclusiva y sostenible sobre todo de las poblaciones más
vulnerables.
Hacer
que esto sea realidad es tarea de todos. Los estudiantes deben interesarse de
los efectos sociales y ambientales de la tecnología. Los profesionales que
diseñan tecnología deben hacerla para que dure lo máximo posible facilitando su
reciclaje. Los ciudadanos debemos informarnos y apoyar iniciativas de entidades
públicas y privadas que fomenten el uso responsable de la tecnología y
prioricen la erradicación de la pobreza.
Debemos
hacer un uso adecuado de la tecnología para que genere paz, desarrollo y
bienestar en la humanidad.
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