jueves, 14 de julio de 2016

“Velasco sí tenía justificación histórica para recuperar Arica”




Nuevas revelaciones: Velasco sí había analizado el impacto internacional de su acción de guerra. Juristas peruanos ya habían alistado “manifiesto” ante el mundo una vez que nuestro ejército tomase Arica.
Continuamos con este Ciclo “LA HISTORIA JAMÁS CONTADA” en la que referimos detalles no conocidos sobre un tema -por demás interesante y polémico-, como la eventual invasión de Arica planeada por el general Juan Velasco Alvarado en 1,975.
Es interesante, por lo demás, a falta de estudios de historiadores peruanos, conocer el punto de vista de los propios chilenos.
Al respecto, publicamos el resumen de un informe que escribiera en 1,975 el ex presidente de la Academia Chilena de la Historia, embajador José Miguel Barros Franco:
INICIATIVA CHILENA PARA EVITAR EL CONFLICTO
“El periodista peruano Augusto Zimmerman, ex jefe de prensa de Velasco, ha revelado una iniciativa chilena para evitar el conflicto en 1975 que no prosperó.
En efecto, el embajador de Chile en Lima, general don Máximo Errázuriz, invitó a ese ex jefe de prensa de Velasco Alvarado a acompañar al Presidente Pinochet durante su visita a la ciudad de Arica, entre el 6 y el 8 de febrero de 1975. La siguiente es la versión de Zimmerman acerca de lo que ocurrió entonces:
“El 6 de febrero, por la mañana, partí a Arica para reunirme esa noche con el Presidente de Chile, general Pinochet, quien había cursado una invitación oficial que el Presidente Velasco aprobó. Desde que crucé la frontera…mi impresión fue la de un escenario de guerra, con zanjas antitanques por todas partes.
Cuando el general Pinochet me citó para una entrevista con su suite del Motel Azapa, lo primero que me dijo fue que en la frontera se vivía un clima de tensión y que esto ocurría porque los Presidentes de las dos naciones no se conocían…
Finalmente, el general Pinochet me pidió transmitir al general Velasco su deseo de reunirse aún en secreto. A esa sugerencia repliqué diciendo que el Presidente del Perú deseaba también conocer al Presidente Pinochet, pero en público, y que por el momento su rehabilitación física exigía su presencia permanente en Lima.
Ante lo cual el Presidente de Chile planteó otra fórmula que me comprometí a transmitir al general Velasco: una reunión en alta mar. Él tomaría un buque chileno y el general Velasco un buque peruano. En el punto de reunión, el general Pinochet no tenía inconveniente alguno en trasladarse a bordo de un navío de la Armada peruana.
El encuentro de los Presidentes de Chile y Perú no llegó a concretarse” (“Kausachum”, Lima, 25 de Agosto de 1982).
PINOCHET NO NIEGA QUE “SUPLICÓ” A VELASCO
“En lo que lleva publicado de su obra “Camino Recorrido”, el general
Pinochet no alude a estos hechos y, por lo tanto, de ser exacta la versión de Zimmerman, tenemos que imaginar que su intención de reunirse con Velasco Alvarado en alta mar obedecía al propósito de jugarse personalmente, en una finta diplomática del más alto nivel, para disuadir al gobernante peruano de un curso de acción que sería nefasto para ambos países”.
JUSTIFICACIÓN DEL ATAQUE PERUANO
“Hace años, al reflexionar sobre estas materias, me pareció evidente que el general Velasco Alvarado no se podía haber limitado a proyectar una acción bélica sin darle una justificación que la hiciera aceptable para la comunidad internacional. Por impopular que fuera el gobierno militar chileno ante la opinión pública mundial por esos años, era impensable que un país iberoamericano atacara a otro sin dar diferentes razones que el poderío de sus armas.
En 1983, el jurista Alberto Ruiz Eldredge Rivera, ex embajador de Perú en Brasil, refirió que “El ejército chileno intentó invadir el Perú en arreglos con el entonces Presidente de Bolivia, general Hugo Banzer”.
Hablando durante una “Mesa Redonda” sobre derecho del Mar, Ruiz Eldredge dijo que entre el 5 y el 6 de Agosto de 1975 se produjo el intento, y si no hubiera habido una medida militar enérgica (de Velasco) en ese momento, “el Perú pudo ser invadido”.
Como se ve, la fecha indicada por Ruiz Eldredge para esta presunta intentona chileno-boliviana coincide con la dada por Zimmerman. Me negué a creer que se tratara de una coincidencia, y conjeturé que tal vez ese pretendido ataque pudo haber sido pretexto que hubiera concebido Velazco Alvarado para desencadenar su propia acción militar contra Arica.
Cuando el señor Ruiz Eldredge formuló las declaraciones que he transcrito más arriba, me encontraba en Lima y tomé la iniciativa de ponerme en  contacto con él para emplazarlo acerca de la veracidad de ellas. Quedé defraudado porque se limitó a una respuesta evasiva, diciéndome que “el Perú había tomado una iniciativa para frustrar ese ataque”.
Con los antecedentes de que disponía, estaba cierto de que una presunta acción chileno-boliviana contra Perú era materialmente imposible y políticamente absurda, pero me hizo cavilar el hecho de que la fecha que Ruiz Eldredge daba para el pretendido ataque chileno-boliviano coincidiera exactamente con la que, según Zimmerman, había elegido el general Velasco Alvarado para desencadenar su propio ataque ¿Se trataba de vestir este ataque con las apariencias de un acto defensivo?
Habría sido un recurso en el campo de los hechos, pero ¿dónde estaba la aconsejable salvaguardia jurídica?
SI HABÍA JUSTIFICACIÓN LEGAL E HISTÓRICA
“He aludido anteriormente a la confidencia que recibí acerca de una movilización de letrados peruanos en Julio de 1975 (es decir, algunas semanas antes del proyectado ataque contra Chile). Pienso que se les había encargado la redacción de una importante declaración que contuviera alguna justificación de ese golpe de mano en el terreno del Derecho.
Sobre el contenido de ese eventual documento carezco de antecedentes porque mi informante no me proporcionó detalles; pero no me sorprendería que entre los papeles del doctor Aramburú Menchaca se haya conservado el borrador de un texto que, invocando respetables precedentes, justificara el ataque peruano con el incumplimiento, por parte de Chile, de sus obligaciones contractuales con el Perú ¡Astucias quiere la guerra!
En todo caso, así llegué a tenerlo cuando –ya en mi cargo de embajador en Lima- analicé objetivamente todos los factores en juego. No se trataba de transmitir simplemente mi parecer o mis fundadas sospechas. Aspiraba a que nuestra Cancillería definiera una política positiva y se retomara una negociación que, a la sazón, estaba virtualmente abandonada. Por eso desde Lima expresé oficialmente el 24 de Junio de 1982: “Deseo agregar hoy a aquello que he manifestado en otras oportunidades, mi convicción de que es de la mayor conveniencia para los intereses permanentes de Chile la reactivación, por nuestra parte, de gestiones que lleven a un desenlace la materia de las “obligaciones pendientes” del Tratado de 1929. Cualquiera que sea la decisión que se adopte en definitiva, sostengo que no beneficia a Chile en forma alguna la prolongación de una actitud estática o renuente en esta materia”.
“Pero me asalta el temor de que, como aún quedan puntos incumplidos del Tratado de 1929, en algún momento ciertos círculos peruanos se vean tentados a buscar una revisión de ese Tratado, para lo cual el llamado “incumplimiento chileno” diera pie o justificación ante la opinión pública internacional.
Al mismo tiempo, internamente, la cuestión podría ser utilizada para enfervorizar a una masa popular que –particularmente en los últimos regímenes militares- ha sido concientizada sobre la necesidad de “lavar la honra” y que, en el fondo de su alma colectiva, aún no se consuela por la pérdida territorial que derivó del triunfo chileno en el conflicto del Pacífico”.

(Tomado del diario chileno “La Segunda”).    

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