Por: Claudia Cisneros
Estamos asistiendo a una de las más graves crisis de la
Amazonía peruana desde el mortal Baguazo de Alan García. Otra vez Lima, medios
de comunicación y gobernantes están preconfigurando el escenario tétrico de
junio del 2009.
Algunos interesados en el tema indígena lo venimos
advirtiendo ya desde hace algún tiempo, pero como en el pre Baguazo, los
grandes medios solo privilegian la noticia cuando se bloquean carreteras o toman
instalaciones no solo meses, sino años después de la queja, protesta y pedido
de diálogo sostenidos por parte de los hermanos indígenas.
Lo que usted probablemente esté viendo en las noticias estos
días es: indígenas bloquean producción de petróleo. Sin embargo, lo que los
grandes medios no le cuentan es qué hay detrás, por qué se ha llegado a esta
medida y hace cuánto tiempo los nativos vienen exigiendo respuestas al
gobierno. Entonces, como en el Baguazo, los mercaderes presionarán para que se
destraben los pozos y nuevamente se enfrentará a peruanos contra peruanos,
policías contra nativos con el saldo de sangre y muerte que parió el mal manejo
de la crisis en Bagua.
Es cierto que al menos 400 nativos achuares de la comunidad
de Pampa Hermosa (cuenca de río Corrientes) han cerrado las vías externas de
acceso a la base de Jibarito paralizando la producción petrolífera de 14 pozos
con la pérdida de producción de 3.100 barriles por día, según Pluspetrol.
También es cierto que nativos kichwas de comunidades de la cuenca del río Tigre
en Loreto han bloqueado el río Tigre y el acceso de embarcaciones de la empresa
tras un mes de exigir ser escuchados por las vías regulares y administrativas.
Hasta 14 lotes petroleros estarían paralizados ¿Por qué? ¿Son salvajes,
egoístas, ciudadanos de segunda clase como sugería el ex presidente Alan
García?
Lo primero que hay que decir es que los apus de las
federaciones FEDIQUEP, FECONACO, FECONAT y ACODECOSPAT, que representan a más
de 100 comunidades nativas y a más de 20 mil peruanos, han reiterado una y otra
vez que “no se oponen al llamado desarrollo o a la actividad petrolera; pero
contra lo que están luchando es contra el abuso y la indiferencia sostenida del
Estado hace 43 años. Contra una actividad petrolera que desde 1971 ha generado
graves daños ambientales y sociales en las comunidades a lo largo de los ríos
Pastaza, Tigre, Corrientes y Marañón. Daños oficialmente documentados por este
gobierno con cuatro declaratorias de emergencia ambiental que no han servido para
nada.
Cuatro instituciones públicas (OEFA, ANA, DIGESA, OSINERGMIN)
lideradas por el MINAM evacuaron en el 2012 informes que confirmaron altísimos
niveles de contaminación por hidrocarburos, metales pesados, arsénico, plomo,
cadmio, entre otros, en lagunas, quebradas y suelos de los territorios de las
comunidades.
Entre las conclusiones: comunidades enteras cuya agua no es
más apta para el consumo humano, al menos 123 puntos contaminados por la mala
actividad petrolera, incluidos el río Tigre, el Marañón y hasta una zona de
nuestra Reserva Nacional Pacaya Samiria. Esto, en un sistema de vida en el que
las aguas naturales son fundamentales para los animales y productos de la
tierra de los cuales se alimentan, y por ende para la propia salud de los
nativos. Cuatro declaratorias de emergencia en las cuatro cuencas entre 2013 y
2014 entrampadas en burocracia e indolencia.
Este gobierno se presentó en el 2011 como interesado al fin
en resolver los graves problemas de más de 20 mil peruanos. Pero lleva más de
tres años meciendo a las comunidades nativas. Los apus están cansados e
indignados con este nuevo engaño del Estado Peruano.
Primero fue una comisión multisectorial para recoger
información, luego de dos años otra para implementar medidas desde mayo de
2014. Mesa que al día de hoy no llega a ningún puerto porque se niega a aceptar
las justas, urgentes y necesarias demandas.
Demandas de titulación integral de su territorio, remediación
de todas las zonas afectadas, compensación por uso de tierras, indemnización
por daños y una evaluación ambiental integral independiente. Lo justo y lo que
por décadas se les ha negado.
Pero para empeorar la crispación del escenario, al gobierno
se le acaba el tiempo para licitar el nuevo contrato de los pozos y legalmente
no puede hacerlo sin haber implementado la Consulta Previa en estos
territorios. Cosa para la que también se les acaba el tiempo pues si no aceptan
remediar e indemnizarlos, los nativos no accederán a la Consulta Previa y la
licitación se vería detenida; por ende, la producción petrolera.
Estimada premier Ana Jara, los peruanos de bien agradecemos
que retome las riendas políticas del gobierno. Agradecemos sus buenos oficios
interpuestos para lograr la titulación de los hermanos de Saweto. Pero no
esperemos que mueran más hermanos como Edwin Chota, o como los 34 hermanos
policías y nativos del Baguazo. En sus manos, directa, política y legalmente,
está el evitar no solo una nueva desgracia o derramamiento de sangre, sino
lograr que la justicia, equidad, inclusión y derechos alcancen a estos peruanos
históricamente maltratados.
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