Por: Luis Eloy Plasencia Torres
Alguien dijo que “el Perú es el país de las maravillas”, refiriéndose
sarcásticamente a los hechos que no guardan relación alguna con la
justicia pregonada por las leyes de nuestro sistema democrático –que de
democrático tiene muy poco. Tanto es así que, esos hechos, llaman a risa
o burla y hasta producen ira y convulsiones sociales.
Una de esas “maravillas” es la administración del agua y la central
hidroeléctrica que generan la represa Gallito Ciego, incluyendo
importantes áreas arqueológicas y turísticas, recursos valiosos que
estando en territorio cajamarquino son administrados por el Ministerio
de Agricultura y las regiones de La Libertad, Lambayeque y Cajamarca.
Son 26 años de usufructo irregular de la represa Gallito Ciego, por
parte de PEJEZA, en beneficio abundante y, en muchos casos, lucrativo de
foráneos. Pequeños, medianos y grandes agricultores de la costa, gozan
de bonanza económica gracias al agua que proviene de la región
Cajamarca.
Entre esas empresas prósperas destaca “Agrícola Cerro Prieto” cuyo fundo abarca una superficie de 5, 764 hectáreas
y se dedica a la producción y comercialización de pimientos, paltas y
algodón. Se perfila como una de las empresas productivas y exportadoras
más importantes del Perú, lo cual merece felicitaciones.
Según informe de la página web de Pejeza, la represa Gallito Ciego
-obra que viene funcionando desde el año 1987- “brinda servicio de riego
para el desarrollo 42,700 hectáreas del Valle Jequetepeque, lo cual
implica el mejoramiento del sistema de riego de 36,000 hectáreas del
valle interior, áreas que contaban desde hace tiempo con agricultura
instalada bajo riego; asimismo, ha posibilitado la progresiva
incorporación de 6,188.92 hectáreas brutas (5,746 hectáreas netas) de
tierras eriazas del valle exterior, vendidas en subasta pública a la
empresa agrícola Cerro Prieto SAC. En La II Etapa se consideró el
mejoramiento del riego en el Valle Zaña de toda su área instalada de
13,600 hectáreas, e incorporación al riego de las tierras eriazas
disponibles en ambos valles de 9,700 hectáreas (5,300 hectáreas y 4,400
hectáreas, en Jequetepeque y Zaña, respectivamente)”
Y al referirse a sus trabajadores, PEJEZA agrega que “cuenta con 67
plazas, de las cuales se encuentran ocupadas 52, existiendo 15plazas
vacantes, que en algunos casos se encuentran atendidas por locadores de
servicio. El costo promedio mensual de planillas asciende a S/. 356,400.
Complementariamente, por necesidades de servicio de la entidad, se
contrata personal profesional, técnico y obreros para la ejecución de
los estudios y obras programadas. Durante el año 2011 se contrataron133
locadores, lo que significó un desembolso mensual de S/. 152,625”, dice.
Pero, ¿cuáles son los beneficios para los pueblos cajamarquinos que
han sido afectados con la construcción de esa importante represa,
considerada entre las más grandes de Sudamérica?: Son mínimos.
Así, por ejemplo, a algunos pobladores del distrito de Yonán -en cuyo
territorio se agita coquetamente la represa del Gallito Ciego- de
tiempo en tiempo se les capacita en la crianza de cuyes, mientras que a
sus modestos agricultores se les mezquina el agua para el riego de sus
pequeñas parcelas.
En lo que respecta al empleo que genera PEJEZA, la mayoría de sus
trabajadores –casi todos-son de las regiones de La Libertad y
Lambayeque. Los recursos humanos que utiliza de nuestra región se pueden
contar con los dedos de la mano.
La opinión pública y las autoridades del país deben saber que para la
construcción de esa gran represa se derramó desolación y tristeza en el
distrito de Yonán, porque se escogió como lecho de la presa al otrora
hermoso y productivo valle del Jequetepeque de la parte baja de
Tembladera.
Allí florecieron los pueblos hermanos de Chungal y Montegrande, Los
Leones y el Gallito Ciego que fueron despojados de 900 hectáreas de
tierras agrícolas y desarraigados de su cuna para ser reubicados –por no
decir desterrados- en los arenales del cruce de Pacasmayo. La represa
del Gallito Ciego también inundó 600 hectáreas de tierras de cultivo de
la comunidad de Tembladera.
Con la extinción de esa parte importante del fecundo valle del
Jequetepeque, quedaron desocupados muchos pobladores del distrito de
Yonán e incluso de otras provincias de la región Cajamarca que se
dedicaban -en el desaparecido lugar- a la siembra y cosecha de arroz y
también participaban en la cosecha de mangos, ciruelas, mameyes, paltas,
entre otros productos, que eran comercializados en diferentes mercados.
Además, con la construcción de la represa fueron extinguidos los
camarones que eran una importante fuente alimenticia para la gente de
Tembladera, Quindén, Chilete y otros pueblos asentados en la parte media
y alta del valle Jequetepeque.
Sin embargo la presa de Gallito Ciego no solamente causó desempleo,
borró del mapa a pueblos vecinos, inundó fecundas chacras y desapareció
fuentes alimenticias sino que también cercenó parte del folclor y de la
historia del distrito de Yonán que nuestros ancestros nos heredaron.
Y para el colmo de males se le arrancó, al referido distrito, un área
total de 2,695 hectáreas con el famoso Decreto Supremo Nº 24-95-PRES
emitido, el 16 de diciembre de 1,995, por el dictador Alberto Fujimori.
Esas extensas áreas sembradas de restos arqueológicos y propicias para
ejecutar grandes proyectos turísticos que pueden generar trabajo en bien
de las poblaciones que fueron afectadas en la construcción de dicha
represa, pasaron de esa forma arbitraria a poder del Proyecto Especial
Jequetepeque-Zaña (PEJEZA).
En estas circunstancias adversas, las autoridades del distrito de
Yonán no pueden arborizar las laderas que bordean la extensa represa,
menos fomentar el turismo poniendo en valor valiosos restos
arqueológicos que están regados en la zona que el Estado declaró
intangible en favor de PEJEZA, y ni siquiera se les permite un pequeño
espacio para construir una laguna de oxidación que es parte de la obra
de agua potable y desagüe la cual es financiada por el Gobierno Central
con un presupuesto superior a los 9 millones de soles.
Esos y otros atropellos nos ha dejado la construcción de la gran
represa del Gallito Ciego cuyas aguas color turquesa -cual espejo
gigante- reflejan el lindo cielo tembladerino, fenómeno que es admirado
por propios y extraños.
No hay duda que nuestros vecinos costeños –en complicidad con
políticos y gobernantes injustos- nos dejaron para los cajamarquinos un
gran espejo que sólo sirve para que se mire el cielo y a cambio se están
llevando -desde hace 26 años- 400 millones de metros cúbicos de agua
con la que irrigan inmensas tierras de cultivo de empresarios privados.
Pero hay que recordarle al Estado Peruano que el tiempo de cambiar
espejos por riqueza ya pasó. No estamos en el tiempo de la Colonia. Es
necesario voltear la página y empezar a escribir un nuevo capítulo en la
historia de la región intitulado “Gallito Ciego: Administración y canon de agua para Cajamarca”.
Título que sintetiza lo que en justicia corresponde a nuestra región,
porque la administración de una represa que ha sido construida en su
territorio y es alimentada por agua “cajacha” no puede estar en manos y
al mando de liberteños y lambayequenos ¿Acaso ellos –los costeños-
permitirían que los cajamarquinos administremos Chavimochic o Tinajones?
De otro lado los recursos naturales y turísticos que son propiedad
del distrito de Yonán –expropiados a favor de PEJEZA- deben ser
devueltos para que los pobladores y sus autoridades desarrollen
proyectos que generen fuentes de trabajo y bienestar en esa zona que fue
perjudicada con la construcción de la presa y hoy está empobrecida.
Asimismo, el canon del agua de la represa del Gallito Ciego es un
derecho que le corresponde a la región Cajamarca, dinero que debe ser
compartido, en forma especial, con la Municipalidad Distrital de Yonán
para la ejecución de proyectos que mejoren la calidad de vida de los
pobladores.
Conocedores del espíritu justiciero y combativo de nuestro presidente
regional, profesor Gregorio Santos Guerrero, le trasladamos esta
propuesta que es el sentir de los cajamarquinos, especialmente de miles
de agricultores y pobladores del valle Jequetepeque. De igual manera los
pobladores y autoridades de todas las provincias de la región debemos
sumar ideas y esfuerzos con el fin de reivindicar los derechos que nos
pertenecen sobre el agua y la represa del Gallito Ciego.
No más espejo de cielo a cambio de pobreza. Ha llegado el momento de exigir parte de la riqueza que produce nuestra represa.
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